Es sabido que el tendón de aquiles posee ciertas características particulares, entre ellas tenemos su gran capacidad de soportar cargas de fuerza, lo cual no es tan beneficioso para una estructura que posee un grosor poco extenso, en cuanto a su valoración hay que comenzar diciendo que anatómicamente se debe conocer sus variaciones en cuanto a la inserción ya que el 72% de los casos se inserta en el tubérculo posterior del calcáneo con un 12% en la aponeurosis plantar y un 8% únicamente en la aponeurosis plantar. quiere decir que esto crea un poco de dificultad en la exploración.
Cabe destacar que cuando ocurre una agresión sobre el tendón este sufre una tensión del 8% y 12% lo que va a ocasionar la lesión la cual va a pasar por diferentes fases, una de las más importantes es la respuesta proliferativa no inflamatoria que produce el aumento del grosor del tendón, y si esa agresión perdura en el tiempo entonces se producen cambios irreversibles en la matriz extracelular, en su inervación y su vascularización.
Todo lo anterior lleva a que la valoración debe hacerse de manera correcta buscando la causa de la lesión, es decir, los signos y síntomas que desencadenan la patología, realizar las pruebas ortopédicas que cuenten con un grado de fiabilidad y objetividad, la aplicación de cuestionarios también son importantes porque ayudan a medir las consecuencias a nivel funcional y deportiva y no hay que dejar pasar por alto los estudios complementarios entre ellos la más usada en el mundo deportivo , la ecografía ya que mediante ella se le podrá explicar al paciente o al deportista como va evolucionando su lesión y como se encuentra la estructura.